Si algo ha caracterizado al juego privado es la estricta regulación que enmarca su actividad. La altísima vigilancia y control al que está sometido en cada Comunidad Autónoma da suficientes garantías a la población de estar consumiendo un producto adecuado a cada espacio en el que se dispensa. No hay sector más regulado, cumplidor y responsable que la industria del juego privado y sobre todo, la del juego presencial.
Que el Real Decreto de publicidad del Juego lleve años en espera de su aprobación sólo denota irresponsabilidad por parte de los sucesivos gobiernos que lo han tenido entre sus tareas pendientes. La demora de su aprobación sólo beneficia al juego online y al juego de SELAE y la ONCE cuyos anuncios campan a sus anchas en cualquier franja horaria por tierra, mar y aire, por cualquier medio de comunicación y sin filtros responsables.
La desvergüenza se está manifestando en nuestras caras mientras la maquinaria de marketing de la ONCE y SELAE continúa a todo trapo. La ONCE está en todos sitios haciendo presentaciones, con la Reina, con los ministros, con los nuevos gobiernos, con la sociedad civil. Los gabinetes de comunicación trabajan a destajo para dar barniz de acción social a una organización que vapulea a sus vendedores discapacitados y que cada vez desprecia más haciéndoles la competencia con otros canales de venta.
La enmienda que ha presentado el PSOE ataca también directamente al empleo de los vendedores de SELAE. Las administraciones de lotería llevan años criticando que se antepogan los intereses de SELAE y la venta online a los vendedores de su red comercial.
Los efectos de esta enmienda son múltiples y nocivos. Un gobierno sensato no debería dar carta de naturaleza al juego indiscriminado e irresponsable aunque parezca proceder de las manos más blancas camufladas de acción social.